¿Endosar el voto?

Nuestro modelo de democracia en el papel es de tipo participativo; sin embargo, seguimos de alguna forma, casi que inconscientemente, anclados a prácticas propias de un modelo de democracia representativa en el que el papel ciudadano, en lo que respecta a la democracia, se circunscribe a votar.

Son otros y no nosotros quienes deciden candidaturas y definen programas que luego “bajan” para que los ciudadanos y ciudadanas refrenden y apoyen, pero pocas veces, o mejor nunca, se promueve una deliberación ciudadana amplia para de manera horizontal, primero, y luego de arriba hacia abajo nutrir a quienes habrán de representarnos.

En virtud de lo expuesto y casi que en un acto de fe terminamos endosando o transfiriendo a otras personas nuestro voto sin pactar previamente a cambio de nuestra decisión política cuáles son los intereses que queremos que en las instancias de decisión se impulsen.

Dentro del abanico de posibilidades, hay opciones políticamente muy buenas, sin lugar a dudas, pero en el caso específico del magisterio o de los trabajadores del sector salud, ¿cuántas de ellas identifican o se toman el trabajo de auscultar ¿cuáles son nuestros problemas y cuáles creemos nosotros que deben ser las soluciones que deben ser tenidas en cuenta y sobre las cuáles deben suscribirse compromisos?

Por ello, más que por amiguismo, simpatía o identidad, antes de tomar la decisión de respaldar personas o listas tendríamos que plantearnos la necesidad de cómo sector organizarnos políticamente de forma tal que, más allá de las campañas y del acto del sufragio, postelectoralmente se nos siga teniendo en cuenta, respetando y consultando, a la par que podamos hacer control político y ¿por qué no? contar con la posibilidad de ejercer el derecho de participar mediante la presentación de iniciativas legislativas.

Si no nos planteamos el ejercicio de la democracia y de la política en esos términos, esto es, en los de no dejarnos instrumentalizar y en entender que nuestra participación en política como ciudadanos y como sector de la sociedad no se limita al simple acto de votar, no recuperaremos el respeto perdido y seguirán indefectiblemente desde las mayorías adversas en el poder afectando nuestros intereses y derechos.

Perdamos la desconfianza y el miedo a encontrarnos, a organizarnos, a intercambiar opiniones, a debatir, a construir consensos, a establecer lazos de anistad, fraternidad y solidaridad. Estamos justo a tiempo. No nos resignemos. Construyamos entre todos

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